Morgue2am

Detrás de los dos hay historias escondidas en nuestras sombras. Todo lo que en algún punto ocurrió sigue ocurriendo para perpetuar nuestra verosímil existencia. Son historias las que dictan quienes somos ahora, como titiriteros que se expresan con sus marionetas. Sin embargo, somos nosotros los mismos titiriteros y las mismas marionetas actuando frente a un publico que pretende entender nuestras peripecias para luego juzgarnos. Somos todo lo que teníamos que ser y lo que no, eso que quedo de las innumerables batallas que se libran a nuestro alrededor. Batallas que se acrecentan con el tiempo. Y el tiempo pasa, lento, gritando en silencio la sentencia que mantendrá a todos dentro de lo lindes de la realidad. Y en otra linea somos otros, los que cantan, lo que escriben, los que mueren, los que bailan, los que continúan siendo a pesar de todo.

Todo marchaba bien pero las luces solo iluminaban en azul, rojo y amarillo. Los ventiladores del techo soplaban gélidas ventiscas de desesperanza y el humo del cigarrillo impregnaba todo de un triste gris pálido e intangible. La gente cantaba desgarrándose la garganta en un vano intento de ser escuchados por el altísimo mientras los acordes eléctricos se escapaban por la ventanas de madera y metal, el murmullo de los que conversaban no dejaba que el señor que estaba frente a mi se comunicara con facilidad. Sobre su pecho colgaba una gran estrella de plata, llana y sin elaborados diseños sobre ella. Estaba tan pulida que podía verme dentro de ella. Las cartas estaban sobre la mesa y mi cigarrillo estaba por la mitad. Las manos de mi interlocutor estaban arrugadas como pasas y sobre se cabeza una delgada capa de nieve se extendía. Sus ojos iban de una lado para el otro, moviéndose agitados y acelerados buscando algo entre las cartas. Finalmente me dijo. -Mira, hay varias fuerzas que se