Say No More

-Espero que puedas perdonarme -me dijo- sé que me equivoqué fue culpa mía.

Levantó la mirada, que llevaba mucho tiempo perdida en el piso, y un intento de lagrima salió de sus ojos. ¿Cuantas veces han sido esas lagrimas obligadas a salir? No lo sé, el crepitar del cigarrillo no me permite pensar con claridad. Obvio que hay una guerra que se esta librando dentro de mi y sé que lado va a ganar pero dejo que se ejecute sin interrupciones, ahí mueren las ultimas reservas de lo que en algún momento fue eso que sentí. Ahora se ha sumado el latido acelerado de mi corazón, es la banda marcial, eso que motiva a ambos bandos. Yo solo dejo que continúe, que mueran los que tengan que morir, que se sacrifiquen recuerdos en cámaras de gas, que se borren canciones debido a las explosiones.

-... te di lo mejor de mi -alcanzo a escuchar lo que dice y noto que me he perdido en el campo de batalla- y sé que lo valoraste en su momento...

Claro que valoré todo. Los enredos, los problemas, las discusiones y los insultos. Las mentiras, sobre todo las mentiras, saber que la justificación de ciertos actos se deben por la carencia de tiempo, atención y manos. Es fácil encontrarse con alguien y salir a jugar, verse y sentir el encanto efímero que lo prohibido trae. El vacío que deja el breve espacio en el que no esta. Como te lo digo, yo ya lo sabía, yo sabía todo y te he perdonado incluso el haberme besado con tanta alevosía.

-¿Me estas escuchando? -me pregunta con un tono de molestia y enojo- Porque sino, creo que estamos perdiendo el tiempo.

Aclaro mi garganta. Sueno mis dedos sin entrelazarlos,como lo hacía Bruce Lee. Enciendo otro cigarrillo.

-¿Realmente crees que voy a creer el teatro que haces frente a mi? Si deseas paz mental, te perdono, no soy nadie para no hacerlo, tampoco soy alguien para evitarlo. Sin embargo, quiero aclararte que esta es la ultima vez que cruzamos palabras, la ultima vez que te veo y la ultima vez que reconozco tu existencia en este plano. Cuando dejes de ser un cliché, cuando haya armonía entre lo que dices y haces, cuando aceptes que la que esta en el espejo eres tú, cuando puedas aceptar tus errores y tener la cara para enfrentarlos te pido, encarecidamente, que no pienses en mi. Ahora de seguro lo harás y recién para ese momento serás alguien con quien, por desgracia, tuve algo. Y podré hablarte y saludarte porque ahora, lo siento, pero no tienes validez alguna.  No te odio ni te desprecio pero creo que mandarte a la verga sería muy amable de mi parte.

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