Heaven Sends and Heaven Takes

Si entrara a un lugar atestado de gente, ella sería la primera persona que encontrarías a lo lejos. Su cabello ondulado sería lo primero en lo que te fijarías, sería imposible no seguirla con la mirada y escrutar cada paso que da, cada gesto que hace, cada sonrisa que suelta a medida que saluda a la gente. Es probable que te enamores de ella, siendo mas realista, que te cautive su forma de desplazarse por el mundo, derrochando alegría y amabilidad, aunque sabemos bien que las caras esconden lo que el corazón no enseña. Podrás ver que sobre su cabello un halo se sostiene en la nada y por debajo de esa mochila rosada hay un par de alas que se esconden del que no quiera ver mas allá. Indudablemente, es un ángel que solo suelta palabras sin verdades, que acepta el maquillaje para ocultar su verdad. Él la espera, sin caer en cuenta que ha caído en su trampa, fumando un cigarrillo del otro lado de la calle, no sospecha lo que el destino ha tejido para él. Enciende el segundo cigarrillo sabiendo que aquello lo llevaría rápidamente a la tumba pero no se inmuta, en su cabeza están los churros de ella sobre su pecho, sus labios recorriendo su cuello, los labios de otro en la espalda de ella y su piel erizándose de placer y lujuria. Sacude su cabeza, él sabe que es poco probable que suceda eso, o eso se intenta decir mientras enciende el tercer cigarrillo. Ella no llegará a la cita acordada, complaciendo a otro hombre el tiempo se va quemando, ella se ha olvidado que la esperan, ha dejado de creer en el amor pero es una carta que juega para conseguir lo que quiere y por lo general funciona aunque no sea lo que espera. Él sabe que lo que el cielo envía, por el cielo es reclamado, no hay gracia divina que lo salve de aquello, en su cabeza hay choques de autos y camiones, desea terminar todo, desea que lo maten ahora, una y otra vez. Las calles de Guayaquil se extienden largas y acogedoras frente a sus ojos, quizás su destino se encuentre por ahí termina el sexto cigarrillo, ella intenta contener un gemido mordiendo su labio inferior, él lanza la colilla al suelo y la apaga, ella entierra sus uñas en la espalda de su amante y suelta un largo gemido, él lo sabe todo, a ella le vale verga.

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