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Mostrando entradas de febrero, 2016

Avalokiteshvara

Y ahí estaba yo, en la casa que me vio crecer. El techo lleno de agujeros por donde el sol entraba como delgados hilos de seda, las paredes tenían el blanco hueso que recuerdo haber visto en la etiqueta de algún galón de pintura mientras ayudaba a mi padre en su labor de colorear las paredes. Una replica muy mal hecha de la Monalisa estaba colgada entre las dos ventanas por donde se veía el cielo cerúleo. Entonces la alfombra calentaba mis pies con cada paso que daba recorriendo ese lugar, que no había cambiado, que era mio, que ya no existe. Mi madre estaba del otro lado de la habitación, preparaba el almuerzo y mi padre salió del baño en pantuflas, shorts y una larga camiseta como siempre, como ya nunca. Y ambos me sonrieron como recuerdo pocas veces que lo hayan hecho y me miraron como si tuviera menos edad de la que aparentaba, quizás todos los padres hacen eso con sus hijos ya que debe ser difícil la idea de ver crecer un pedazo de ti fuera de ti. Y me invitaron a la sala que esta