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Negra, somos 3

 Negra, creo que tienes claro que nos veremos toda la vida, en sus ojos, en fin de año, en sus labios,  en navidad, en su forma de hablar, en sus cumpleaños, en sus deseos, en sus anhelos será mejor decirles que ya no somos 4  sino 3 somos 3. 

Negro, Negra

No quiero seguir aquí. Lo intenté, lo juro pero mi paranoia ganó Y tú no estás lista para afrontar eso verdad, ¿Negra? Negra, ¿te acuerdas la vez  que sentados en ese sofa de cuerina, me contaste lo asqueroso que sería un recuentro con el pasado? ¿Cómo seguir después de tu contradicción? Lo peor es que comprendo la razón soy culpable de cada herida, cada desatención  cada desamor dentro de mi cabeza las golondrinas dejaron de anidar. Perdóname por eso, negra. Negro, siempre fue tuya. desde mi llegada y durante mi estadia cada grieta anhelaba tu toque cada espacio esperaba tu ser cada mirada se encendía por ti Negra, ¿Le dijiste que nada de lo que hice o pude llegar a hacer  serviría para que lo olvidaras? Bastante injusto no lo crees, ¿Negro? Pero Negro, no sé por qué te hablo no sé por que te escribo Será acaso gratitud que vengas  a reclamar lo que siempre fue tuyo o es acaso mi resignación  que me impide luchar.  Agradezco el tiempo que me diste, Negra sé que nunca logré colarme den

¿Es este el sabor del verdadero amor?

Creo que comienzo a perder la cordura. Mientras duermes y tu semblante proyecta comodidad yo me sumerjo en lo terrible del pasado. No en el pasado inmediato de cosas que no van más allá del ayer sino en los días posteriores a esos, los meses y los años. Hace casi 8 meses que te conozco y sé que cada parte de ti irradia atención, que las luces de los reflectores se posen sobre ti y aunque no tengas nada bueno que decir, porque generalmente lo que dices es una reiteración de lo que le cuentas a los cuatro vientos para recibir la misma respuesta de aquellos, tu aplomo te hace anhelar esos aplausos y esos besos lanzados que llueven por doquier. Realmente no me molesta tu histrionismo, quizás es lo único que me gusta de ti, sino que me da algo de risa ya que es el mismo el que te ha metido en los problemas de los que ahora cosechas frutos. Sé muy bien que quisieras haber comenzado algo con alguien que no soy yo, alguien prudente y cautivante pero bendita sea mi paranoia y mi astucia las q

Breaking down (again)

Lo siento con cada paso de los años con cada nuevo abril donde las ilusiones se vuelven palpables y cada frustración regresa a mi Quizás con la edad los sueños se murieron y que cada noche de abril reviven acechándome desde el borde de la cama Creo que fracasaré si, fracasaré otra vez Siempre lo supe, las cosas llegan si luchas por ellas yo jamas luché por nada Por eso estoy aquí, Solo, Sentado al borde de la cama mis otros yos me juzgan y mis sueños reviven se sientan en mis piernas Y aunque cierre los ojos siento sus sonrisas sus muecas las luces de la calle sostienen mi cabeza el silencio me abruma la luna se esconde Ya fracasé

Trompetas en el Cielo

La ultima vez que vi a mi hermano fue la noche del Gran apagón. Realmente creí que todo se debía a una falla en algún transformador cerca de la casa. Pensé, mientras me levantaba de la cama, que el momento no podía ser el peor: primero, mi padre estaba con la paranoia de que el mundo terminaría muy pronto. Según él, en algunas partes del mundo las trompetas de los siete ángeles ya había comenzado a sonar, la gente les llama "Sky trumpets" y estaba preparando todo para el día del juicio final, lo cual me recordaba a los hombres mayores que vivieron ese momento de la Guerra Fría, guardando vivieres para poder sobrevivir cualquier tipo de apocalípsis. Lo segundo era que los ataques de pánico de mi hermana menor no había cesado, es más, se habían acrecentado al punto de que mi hermano mayor tenía que cuidarla y sujetarla porque terminaría cometiendo cualquier tipo de locura. Mi hermano quizás era el mas parco de todos. Siempre fue alguien que vivió a su manera, sin importar la co

Carta a una señorita en Santo.

Te recuerdo, una vez más, que no tenía interés alguno en ser tu amigo. Quise ser tu amante, en toda la extensión de la palabra, del pensamiento y del deseo. Sabías bien que tu esposo no te hacía feliz, me lo dijiste entre pitos y copas, entre colillas de cigarrillos y el aroma del splash que usas para intentar aplacar el olor de los mismos. Te atemorizaba la frontalidad con la que te hablo, con la que aseveraba que quería ser mucho más de lo que otros han sido en tu vida. La última vez que nos vimos, tú estabas tan radiante y feliz hasta que soltaste lo que habías querido decirme hace unas horas. -No creo que pueda dejar a Mateo -dices en un falso intento de honestidad- Hemos estado juntos desde segundo curso, sé que él es el amor de mi vida. -¿Entonces por qué estás en mi cama, abrazándome y besándome como si él no existiera? -Él no existe aquí, en este recodo de espacio y tiempo, solo estamos tú y yo -tomas mi mano y la pones alrededor de tu cadera- Como tampoco existe Rosalía aq

Katherine

Ya sabía yo que te encontraría en algún otro lado. Quizás nos veríamos de lejos y me saludarías de la mano, yo por educación respondería con el mismo gesto y te acercarías. Me saludas con un beso en la mejilla y yo sé que mi mente fantasearía contigo y nuestros posibles encuentros, nuestras posibles vicisitudes, nuestras idas y venidas. Quizás discutiríamos por cosas vacuas como la cama desarreglada, el piso sucio o por quien llevaría a Olivia al parque. Podré haber imaginado mucho más, si en algún momento te volviese a ver a lo lejos, como el sabor de tus labios, el olor de tu cabello, el sentido de tus palabras con ese acento que no es de aquí ni de allá. Creo que en algún punto, mientras veo esa posible realidad, te pido que seas mi esposa un día de lluvia luego de haberte llevado a la playa con alguna excusa compleja. Por hecho doy que tú te habrías dado cuenta de mis intenciones y habrías aceptado de lleno la invitación para luego sorprenderte de la lluvia mojando el anillo. Sé qu