Vitruvio

Me encontraba solo en un cuarto lúgubre y tétrico, con estanterías llenas de libros de un lado y de otro todo tipo de líquidos, cuerpos extraños y polvos en varios viales de todos los tamaños y formas, tapados con gruesos pedazos de corcho.  Un frasco contenía un polvo rojo que al agitarse se perdía su color, uno mas delgado que tenía varios cabellos negros, otro mas redondo tenía pupilas de todos los colores. Mas abajo de los viales y frascos, habían dos masas homogéneas en forma de esferas. Entre las estanterías había un escritorio y encima varios gráficos y dibujos en hojas de diferentes colores pegadas en la pared. Sobre el escritorio, o sea frente a mi, había un libro muy grueso con un Anj estampado sobre el cuero, el cuero parecía estar muy viejo y daba la impresión de que si se lo tocaba se descamaría entre mis dedos, las hojas eran de un color café claro con pequeñas letras negras. Habían lamparas de aceite que iluminaban toda la estancia.  En la pared que estaba a mi derecha un reloj de fondo negro con manecillas y números blancos se valía de un clavo para sostenerse derecho, pero estaba averiado, sus manecillas estaban estáticas. No había nada mas frente a mi pero detrás se extendía un largo corredor con varias puertas que en su momento dude en recorrer, en total habían 4 puertas la primera de la derecha daba a un cuarto con centenares de tejidos que colgaban de la pared y un espejo grande justo del lado derecho del umbral, en la segunda un cuarto lleno de instrumentos musicales y un tocadiscos muy en el centro. Es aquí donde pasé la mayor parte de mi estadía luego del cuarto que estaba frente a este, claro, el cual estaba lleno de libros y una mesa de roble con dos sillas, el ultimo cuarto solo tenía un horno grande con todos los utensilios necesarios para manipularlo.

Recorrí los cuartos varias veces pero estuve mas tiempo en el cuarto de los instrumentos donde batallaba contra el silencio que reinaba en toda la pequeñez del lugar. Realmente no sé cuánto tiempo estuve en este lugar pero la ansiedad comenzaba a corroerme. Probé todos los instrumentos, leí la mayor parte de los libros, cambié mi ropa varias veces pero nada paraba una extraña sensación que me mi crecía poco a poco. Finalmente cansado de hacer lo mismo una y otra vez, me senté frente al escritorio y decidí abrir el libro que estaba sobre el. De repente, la manecilla mas delgada comenzó a marcar los segundos y el cuarto se llenó de un tic-tac tic-tac que se sincronizó con mis latidos. Comencé a leer y es que acaso había otra cosa que pueda hacer

"A quien quiera que lea este libro debe de saber que en sus manos están los misterios de lo arcano. También se le advierte que ha liberado la plaga del tiempo la cual no se detendrá hasta eliminar a quien lo despertó. Dentro del limbo, usted encontrará lo necesario para sobrevivir su venida y su paso. Aunque el paso del tiempo es una de las cosas mas terroríficas a las que la humanidad se enfrentó, debido a que es un adversario muy paciente y letal, nunca se cansa, tampoco se detiene, hay maneras de burlarlo. Yo encontré una manera infalible de hacerlo pero limita la población humana a uno por linea temporal, es posible que dos existan pero el tiempo siempre logra llevarse a uno. 

 En las estanterías que están en el cuarto principal están todos los materiales para crear otro ser que pueda compartir el poco tris que el tiempo le otorga antes de venir por usted. En las siguientes paginas encontrará practicas de alquimia (mezcla de metalurgia, química, física, arte y misticismo) para poder lograr su cometido. Llegará un momento en que la soledad comience a angustiarle, créame, sé lo que se siente, es por eso que le recomiendo esta practica sublime. El tiempo a comenzado su acecho, es importante que siga cada una de mis instrucciones al pie de la letra para poder sobrevivir, de no ser así, la humanidad se extinguirá de la faz del universo. 

Att
Sir, Vitruvio Lestravo"

           Era confuso todo lo que leía, volvió a leerle tres veces mas. Ojeó el resto de paginas pero ninguna volvía a hablar sobre eso llamado humanidad. Pensó en no hacer nada, quedarse a ver el reloj y esperar a que todo termine, realmente estaba abrumado, sin embargo, la idea de otro ser como él poco a poco lo iba convenciendo. Entonces siguió cada uno de los pasos establecidos en el libro. La masa homogénea que vio era la base de todo era una mezcla de 35 litros de agua, 20 kilogramos de carbono, 4 litros de amoniaco, 1.5 kilogramos de cal viva, 800 gramos de fósforo, 250 gramos de sal, 100 gramos de salitre, 80 gramos de azufre, 7,5 gramos de flúor, 5 gramos de hierro y 3 gramos de silicio. De acuerdo al libro del señor Lestravo, tenía que darle la forma que estaba en un de los papeles, todo estaba en las proporciones, tambien en las facciones finas y compactas. En insertar cada cabello gastó bastante esfuerzo ya que tenía que ser muy cuidadoso en no ocupar el mismo espacio. Una vez que estuvo formado el cuerpo notó que era preferible optar por la forma opuesta a él que llamó mas su atención. Una vez terminada la obra, puso dos pupilas de color café oscuro. Cuando ya todo estuvo armado llevó aquel ser al horno que estaba en uno de los cuartos. Mientras el otro ser se preparaba, comenzó con el proceso de crear un atuendo adecuando para quien lo acompañaría en ese lugar. Optó, por falta de creatividad, a un atuendo idéntico al de él. Cuando el horno terminó de cocer, la compuerta de la misma se abrió y dejo salir a un ser opuesto pero estaba inerte. El libro terminaba con una sentencia desalentadora:

"En este paso final yo ya no puedo ayudarle. Le deseo la mejor de las suertes y pierda calma, todos logramos terminar nuestra misión."

            Intentó de todo, combinó fluidos, recitó encantamientos, tocó varios instrumentos, la vistió de diferentes maneras, encendió el horno para darle calor. Pero nada funcionó. Solo quedaba un numero en el reloj, los demás habían desaparecido pero la manecilla larga seguía su camino. Supo entonces que preferiría quedarse en el único lugar donde se sentía cómodo, entre los libros. Cargó a su acompañante hasta ese lugar, la sentó en una de las sillas, caminó hasta la estantería mas cercana donde había guardado sus libros favoritos y tomó el primero que pudo. Entonces comenzó a leer
 en voz alta para que ambos pudieran ser parte de la historia.

"-Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo...."

Leyó y leyó en voz alta hasta que se detuvo para aclarar su voz y al momento de continuar otra voz, mucho mas fina y agradable que la de él continuó la historia.

-“Y se lamentaban de cuánta vida les había costado encontrar el paraíso de la soledad compartida.”

           Él la escuchó tranquilo, extrañamente lo faltaban fuerzas para dejar fluir toda su exaltación, sintió su piel suave sujetar el libro del otro extremo, sintió su calor y su aroma y giró su cabeza para poder verla de perfil. La manera en que su voz tejía la historia era fantástica. Ella notó que él la miraba y se sonrojó un poco fue entonces cuando el reloj comenzó a sonar, campanadas de una torre lejana anunciaba el fin. Él la tomó de la mano y la condujo hasta el escritorio donde reposaba el libro.

-Confío en que harás un trabajo mejor.

No dijo mas tan solo la abrazó, se apartó de ella le señaló el libro y acto seguido sus brazos se transformaron en polvo, luego sus rodillas golpearon el suelo con un sonido seco, antes de desplomarse completamente en el suelo su cuerpo ya estaba hecho polvo.

Ella lo miró confundida, se encontraba sola en un cuarto lúgubre y tétrico. Se apresuró a abrir el libro, el reloj estaba de vuelta intacto y el tic-tac comenzó de nuevo. Entonces leyó:

"A quien quiera que lea este libro debe de saber que en sus manos están los misterios de lo arcano. También se le advierte que ha libera....

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