MF #31

Llenarte la memoria de caricias, me dijo ella
yo me perderé, le respondí,
porque tus caricias encienden
lo que el sol no prende con su calor

Me sonrió con esos labios
que han besado mis cicatrices sin chistar
sin quejarse de los ayeres que se llenan de polvo

Ven, le dije. Entonces
rompí su cordura con un beso,
un beso que cimbró su cintura, su piel, sus ideas
su alma y su ser.

Llevada por un frenesí
sus ojos se perdieron tras sus pupilas
sus pulmones se conectaron a mi boca
su sudor recorrió mi cuerpo
sus manos apretaron las mías
mientras el golpe estruendoso levantó a los vecinos
y el teléfono nos trajo quejas de los insomnes y necios
dentro de la oscuridad no había otra costa
que no sea a la luz de la luna
iluminando de sus muslos.




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