Reborn III

La lluvia de invierno avisaba con tiempo de sobra su llegada. Vlad caminaba con paso apresurado, cruzo el puente en zig-zag, mientras subía las escaleras del paso peatonal encendió un cigarrillo. Caminó con la esperanza de escapar de la lluvia, de la gente y del lugar. Este cuerpo humano tenía cierto grado de odio a la misma raza pero no había nada mas cercano a lo que fueron en Klo en esta dimensión. Llegó al otro lado del paso peatonal y bajo las escaleras con absoluta rapidez. Este trajín no era nada comparado al trayecto que tenía que recorrer solo para ver a Mich en los jardines internos del rey Theodore. Siguió el trayecto de asfalta, faltaba poco para llegar. La lluvia ya llegaba junto a la noche y las personas iban de aquí para allá. Mirando mas de cerca, ninguno esperaba lluvia aquella tarde calurosa, nadie esperaba un ventarrón o un posible Monzón que venga a llevarlos a buscar refugio. Vlad descubrió una nueva e inservible habilidad: sentir las precipitaciones que se den en el ambiente. Las personas caminaban inadvertidos de la posible, no posible, de la lluvia que caería esa tarde, nadie estaba armado con algún paraguas, peor con un impermeable. Llegó al punto de encuentro, esperó en la entrada del café sin muchas ganas de cafe. El cigarrillo se había terminado, encendió otro. Hasta que la vio llegar. Ya la había visto vestida con la ropa humana. ¿Realmente aquella era Mich, la reina del trono de plata? Pues si, ella llevaba un paraguas.

-No eres tu si no te fumas uno -dijo Mich al momento en que ponía su mejilla contra la de Vlad
-Sabes muy bien, o no se si sepas, pero este cuerpo humano es tan ansioso. -respondió Vlad exhalando humo.
-Crees que este de acá no lo es. Tengo que comer 5 veces al día, no hay la ambrosía de Felf o la hidromiel de las colmenas de Siph. -se quejó Mich.
-Lo sé, lo sé. Este tabaco es asqueroso comparado con el del viejo Grotye.
-¡El viejo Grotye! -exclamó Mich- Es tu culpa que ya no exista.
-Ya sé, ya sé.
-No sabes nada, todo se fue al carajo.
-¿Algún día dejaras de reclamarme aquello? -preguntó Vlad
-¿Puedes volver a abrir las puertas de Gauf, levantar los pilares de Klo, pedirle a Sueño que nos de algo de su magia y volver a levantar Zeal?
-No
-Entonces cállate y sigue fumando.-ordenó Mich.

Sin una repetición de la orden, Vlad se quedo callado y siguió fumando. La lluvia comenzó a caer y ambos abrieron sus paraguas pero por un corto lapso de tiempo. Se miraron y entre miradas había una estrecha y fuerte comunicación que prescindía de palabras, hacían mas ruido sin la necesidad de usarlas. De repente, la lluvia se detuvo, el viento dejó de soplar y por un instante ambos se miraron asombrados por aquel espectáculo. Se reflejaban en cada gota que logra alcanzarlos. Entre las personas, un pequeño ser de mas de 30 centímetros con piel azul y jirones de ropa verde, tenia una nariz larga y puntiaguda y unos ojos saltones que, en otro momento, habría conjugado toda la felicidad. Al verla a Mich frente a el estos ojos, como dos pelotas de golf, brillaron de alegría. Este ser se acercó a los pies de Mich.

-Razón tenía el oráculo cuando revivir dijo que la reina había en planeta lejano de Klo podía.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trompetas en el Cielo

¿Es este el sabor del verdadero amor?

Katherine