Reborn

Esta vida de humano no seguía siendo del agrado de Mich Bahamonde. Es verdad que el deseo de Vlademar era que ella pudiera vivir la vida de un humano normal pero jamas consultó con ella, jamas le preguntó que quería, y si lo hubiera hecho quizás vivir a su lado hubiera sido una respuesta coherente. Pero ahí estaba, conservaba todos los recuerdos de Zeal sellados en su alma y, al mismo tiempo, conservaba esos recuerdos de esta vida mortal que le toco vivir. Aunque no se quejaba, había dejado de hacerlo, le gustaba esa vida, tenía esas características que en las fabulas de la biblioteca del viejo Rondo los personajes vivían. "¿Estoy viviendo en las fabulas de Zeal?" se preguntaba mientras hacia fila para sacar dinero del cajero, o mientras compraba los víveres. Aunque tenia que aceptar que el mundo donde estaba era extremadamente más vasto que Klo. Aquello la desalentaba. Volver a toparse con Vlademar sería encontrar una aguja en un pajar. Con el paso de los años olvidó aquella idea para disfrutar de esa vida que se le había dado. La vida había sido justa con ella, hasta cierto punto. No podía quejarse de las personas que tenía como padres ni de las que la rodeaban. Asesinar a unos, quemar a otros, tantas cosas que extrañaba de Zeal. Por un tiempo detestó a Vlademar, lo odio con todas sus fuerzas posibles. Luego, la vida de él le daba igual. Si vivía o moría, aquello no le importaba; si la recordaba o no, no le afectaba en lo absoluto. Como quiso Vlademar, ella compartió su vida con uno que otro mortal, creando historias inconexas que no la llevaban a ningún lado. Finalmente, luego de 20 años, lo vio a Vlademar. Iba de negro, algo delgado. Había cambiado ciertas cosas de él pero seguía siendo el mismo. De golpe, a su cabeza llegaron recuerdos de él con el otro ser que cuidaba la puerta de Gauf. Sin embargo, ahí estaba él, mayor que ella, obviamente y con un semblante mas desgastado. Aunque los sentidos de Vlademar estaban apagados, al momento en que entro al centro comercial pudo contar la cantidad de almas dentro de la misma, de hecho, parte de su sexto sentido se volvió a activar y aquello solo pasaba cuando alguien estaba cerca.

"Algo quiere decirme alguien."

Si sus sentidos mejoraban, si su fuerza y seguridad se incrementaban,  si su sexto y séptimo sentido despertaban entonces ellos querían decirle que alguien estaba cerca... Entonces la vio, un jean, zapatos de colores, una blusa, una especie de chaleco azul marino escondían a quien alguna vez fue la reina del Trono de Plata. En ese pequeño instante, cuando sus ojos se conectaron, fue como si un gran agujero se abriera sobre la cabeza de él y comenzaran a caer todos los recuerdos y todos los momentos que en algún lugar muy lejano compartieron. Era recordar esa vida que tuvo mucho antes de esta vida que ahora vive y sonreír y entender que dentro de las grandes olas de la complementariedad, aquel ser que hace girar el cielo, la Tierra y toda la creación junta. Ella era y es Mich Bahamonde, un destello de luz roja irrumpe la oscuridad y sus labios se perfilan llamativos. Su figura intacta, sus recuerdos algo confusos pero sigue siendo aquella por quien los mundos detenían su rumbo para venerarla al pasar. 

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